III

" Su número es el 3. Ha nacido el 3 del 3 y ha pesado 3'330 kg. y es el tercer hermano " me dijo la enfermera cuando nos presentó, y antes de que pudiera reaccionar, aquella mujer ya había desaparecido. Me quedé perplejo y sin saber qué decir e incluso por un momento, me pregunté con diversión si esa dulce mujer no estaría bajo los efectos de algún medicamento...
Así que esa fue la forma en que conocí a Marcos, mi tercer y último hijo. La enfermera me lo sacó en una de esas cunas con ruedas de hospital, y nos dejó a solas en aquel pasillo con forma tubular y bien iluminado, en el que siempre me daba la sensación de estar viviendo el rodaje de una secuencia de Star Wars, y digo siempre porque antes que Marcos fueron previamente mis otros hijos, Alberto y Mario, y también en el mismo hospital, motivo por el cual el lugar no me era desconocido.

Me acerqué a la cunita y me acaché, le acaricié su pequeña y tierna cabecita y le susurré: " Hola cariño, soy papá ". El emitió en contestación un apagado y cariñoso gemido a modo de contestación, pero fue suficiente para sellar nuestro pacto de amor eterno.
Después, dándole vueltas al mensaje de la enfermera, me dí cuenta de que además, Marcos había nacido en el 2.010, osea, 2+0+1+0 = 3 así que supongo que ese número le acompañará para siempre, y tengo la certeza de que se le volverá a aparecer en los momentos importantes en la carrera de fondo que es la vida
A diferencia de sus hermanos, a Marcos lo sacaron de quirófano sólo y a él primero, y luego a su madre. Debido a que iban en camas separadas, subimos a la habitación del hospital en diferentes ascensores, su madre y el enfermero que la transportaba en uno, y Marcos y yo en otro. Aquella vez nos había tocado una de las últimas habitaciones al final del pasillo, de manera que cuando salimos del ascensor, ví a lo lejos a sus hermanos mirándonos emocionados y con unas tremendas ganas de conocer a su nuevo hermano, pero incapaces de dar un solo paso hacia nosotros, al ser para ellos una sensación nueva y desconocida, de manera que les hice un gesto a modo de permiso y corrieron los metros que nos separaban directos hacia la pequeña cuna con ruedas, posicionándose cada uno a un lado, para poder observar bien aquel regalo tan esperado largo tiempo. Lo miraron con una sonrisa que radiaba orgullo y felicidad a partes iguales. Esa es sin duda, otra de las diapositivas que tengo archivadas para siempre.
A partir de aquel momento, ellos mismos se autoproclamaron protectores del pequeño Marcos y sé que cuidarán de él para siempre y viceversa. Forman una " hermandad " cuyo juramento silencioso de cariño, sólo puede leerse en el brillo de sus ojos.
Yo no sé si el ciclo de la vida es ciencia o Fe o una mezcla de ambas, pero lo que sí sé es que es algo maravilloso y que sin duda, soy afortunado. El milagro de la vida.
Destino, ciencia, creencias... qué se yo... su número es y será el 3.
Por cierto, mi número es el 18, pero esa, es otra historia...

Fotografía: vincentcambres. Tomada en casa, mientras Marcos sueña...